El papel de las universidades en la lucha contra la muerte súbita. La muerte súbita es una de las principales causas de fallecimiento inesperado en personas aparentemente sanas. En España, se estima que cada año se producen más de 30.000 casos fuera del hospital, la mayoría de ellos con un desenlace fatal. Frente a esta realidad, las universidades tienen mucho que aportar, tanto desde el ámbito de la investigación como en su labor educativa y preventiva.
¿Qué es la muerte súbita?
La muerte súbita es el fallecimiento inesperado de una persona por causas cardiacas, generalmente como consecuencia de una arritmia maligna (como la fibrilación ventricular) que provoca el colapso del corazón.
Puede ocurrir en cuestión de segundos, sin previo aviso, y afecta tanto a personas mayores con enfermedades coronarias como a jóvenes deportistas o individuos sin patologías conocidas.
Investigación científica que salva vidas
Uno de los pilares fundamentales para luchar contra la muerte súbita es la investigación científica. Las universidades, como centros generadores de conocimiento, tienen un papel esencial en:
- Estudios genéticos y moleculares para identificar factores de riesgo en poblaciones jóvenes (síndromes como Brugada, QT largo o miocardiopatías).
- Desarrollo de tecnologías médicas, como desfibriladores más accesibles, apps de geolocalización de DEA o algoritmos de predicción de riesgo.
- Investigación en hábitos de vida, factores de riesgo cardiovascular y su relación con episodios de muerte súbita.
- Colaboraciones con hospitales y centros de salud para crear bases de datos e historiales que permitan una respuesta más eficaz y personalizada.
En muchas universidades españolas, se están impulsando grupos de investigación en cardiología, genética, bioingeniería y salud pública que abordan este problema desde múltiples ángulos.
Prevención: formar, informar, actuar
La universidad también tiene una misión pedagógica que va más allá del aula. Formar ciudadanos conscientes y preparados puede marcar la diferencia ante una emergencia vital.
Algunas de las estrategias preventivas que ya están implementando en entornos universitarios incluyen:
- Campañas de concienciación sobre salud cardiovascular, estilo de vida y control de factores de riesgo.
- Formación en Soporte Vital Básico (SVB) y uso del desfibrilador externo automático (DEA), abiertas a estudiantes, personal docente y PAS.
- Instalación de DEA en campus y edificios, convertidos en espacios cardioprotegidos.
- Promoción de hábitos saludables, con programas de actividad física, alimentación equilibrada y control del estrés.
Estas acciones no solo tienen impacto dentro del campus, sino que capacitan a miles de personas que podrán actuar ante una emergencia en cualquier lugar.
El compromiso universitario: un motor de cambio
El papel de la universidad como motor de cambio social cobra especial valor en este ámbito. No se trata solo de generar conocimiento, sino de transferirlo a la sociedad. Impulsar políticas públicas y colaborar con instituciones sanitarias son también formas de luchar contra la muerte súbita.
Universidades como la de Córdoba, que apuestan por la investigación interdisciplinar y por un campus saludable, son ejemplos de cómo la educación superior puede convertirse en un agente activo de transformación.
En este sentido, el Vicerrectorado de Salud y Bienestar, coordina e impulsa todas las acciones referidas a las políticas cuyo objetivo es instaurar altos niveles de salud integral de todos los miembros de la comunidad universitaria.