Un equipo formado por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía del CSIC y la Universidad de Córdoba, en colaboración con las Universidades de Texas (EEUU) y Monastir (Túnez), estudia la relación de compuestos químicos incluidos en fármacos o productos de higiene personal, entre otros, y sus efectos nocivos en los organismos que forman parte del ambiente marino

Los ecosistemas costeros están sometidos al impacto negativo provocado por el desarrollo de numerosas actividades socioeconómicas, que han terminado por contaminar los mares. Entre las amenazas que acechan la sostenibilidad de estos ecosistemas existe un nuevo grupo denominado contaminantes emergentes, que incluyen compuestos de distinta naturaleza química que proceden de fármacos o productos de higiene personal, y cuyos efectos apenas se conocen. Para estudiar este fenómeno, el Ministerio de Economía y Competitividad ha financiado un proyecto de investigación liderado por Julián Blasco Moreno, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC), y en el que participan investigadores de la Universidad de Córdoba, y colaboradores de las Universidades de Texas y Monastir (Túnez).

Un estudio de las Universidades de California, Córdoba, Sydney y el centro de investigación Jülich en Alemania  consiguen una fórmula matemática para describir el interior de las hojas y el comportamiento vegetal en función de las condiciones ambientales

Matemáticas y Biología han vuelto a sellar una alianza para combatir el Cambio Global. Lo han hecho gracias al trabajo de un equipo internacional integrado por investigadores de las Universidades de California, Córdoba y Sydney y de centros de investigacion en Alemania. Los biólogos, habituados a usar imágenes microscópicas de secciones de hoja para conocer el interior de los mismas y observar lo que está pasando en ellas en diferentes fases del crecimiento de la planta y en condiciones ambientales distintas, disponen ahora de una forma de predecir ese comportamiento gracias a las simulaciones realizadas por este equipo a partir de las secciones foliares de 11 especies singulares y representativas de diferentes ecosistemas de la Tierra. 

El equipo liderado por el profesor Alberto Redondo realiza una inmersión de prueba en la playa de La Herradura (Almuñécar, Granada) para poner a punto la técnica de grabación de fondos marinos

Una hora han estado hoy bajo el agua los integrantes del Proyecto Roatán, dirigido por el profesor de la Universidad de Córdoba Alberto Redondo e integrado por los estudiantes de 4º de Biología Alejandro Parras, Elena Rodríguez, Daniel Ortega y Alejandro Roldán y el instructor Vicente Víbora. El objetivo de la jornada de buceo en la Playa de la Herradura (Almuñécar, Granada) era iniciar la puesta a punto de los equipos que el grupo utilizará para grabar los fondos marinos de una de las mayores reservas naturales: la Isla de Roatán (Honduras) entre el 20 y el 30 de junio.


Los participantes en el proyecto, liderado por el profesor Alberto Redondo, desarrollarán los trabajos del 20 al 30 de junio

Un grupo de alumnos de cuarto curso de Grado de Biología de la Universidad de Córdoba prepara estos días su próxima expedición a la Isla de Roatán (Honduras) con el objetivo de grabar entornos submarinos y reproducirlos en modelos 3D que sirvan como recurso a investigadores relacionados con la biología marina. Este equipo de estudiantes de la asignatura de Zoología Aplicada, liderado por el profesor titular de Zoología y divulgador científico, Alberto Redondo, desarrollará el proyecto entre el 20 al 30 del próximo junio en uno de los arrecifes de coral más relevantes de cuantos se conocen. Además, los estudiantes Alejandro Parras, Elena Rodríguez, Daniel Ortega y Alejandro Roldán, acompañados de su profesor y del instructor de buceo técnico con el que han trabajado en los últimos meses, Vicente Víbora, tienen previsto realizar prospecciones en un barco hundido en el entorno de la isla hondureña.

Neofusicoccum mediterraneum y Comoclathris incompta son los nombres de los dos hongos que traen de cabeza a los productores de aceituna Gordal sevillana y aunque su denominaciones científicas ni se mencionen en el campo, el efecto de su acción hizo saltar las alarmas hace varios años y provocó la actuación de los patólogos de la Universidad de Córdoba.

Veinticuatro meses de trabajo y dos veranos a más de 40 grados han pasado los integrantes del equipo de investigación AGR 221 Silvopacicultura para probar cuáles son las especies más adecuadas para reducir la virulencia con la que los incendios forestales amenazan a las zonas de viviendas repartidas por el monte.

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