La ceremonia organizada por la Facultad de Filosofía y Letras y el Departamento de Geografía y Ciencias del Territorio de la Universidad de Córdoba se estructuró en torno a las intervenciones del decano de la Facultad, Eulalio Fernández, el profesor Vicent Rossello i Verger, catedrático de Geografía Física y maestro del fallecido, Alfredo Morales Gil, catedrático de Análisis Geografico Regional de la Universidad de Alicante y compañero de Lopez Ontiveros en sus inicios en la Universidad de Murcia, Rafael Mata Olmo, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y discípulo suyo y los profesores y compañeros de la Universidad de Córdoba, Alfonso Mulero Mendigorri, director del Departamento de Geografía y Ciencias del Territorio, Bartolomé Valle Buenestado, catedrático de Análisis Geográfico Regional y Jose Naranjo, vicerrector de Profesorado y Organización Académica quien condujo el desarrollo del acto.
Todos ellos desgranaron aspectos vitales del profesor López Ontiveros, desde su labor como decano mejorando el equipamiento del centro y sus titulaciones, hasta su producción intelectual iniciada con su tesis doctoral sobre "Emigración, propiedad y espacio agrario en la Campiña de Córdoba" que marcaba ya una de sus más fructíferas líneas de trabajo dentro de una amplísima producción intelectual. En este sentido el profesor Rosselló aludió a la atención que el recordado catedrático de la UCO prestó a los catastros como fuentes geográficas y al sentido de la geografía "total" cada vez más olvidado del que hizo gala. Rosselló calificó a López Ontiveros de " patriarca de la Subbética" y subrayó el hecho de muchos geógrafos se hayan decidido a serlo "en función del amor a su tierra".
Tanto Rosselló como sus compañeros destacaron la circunstancia de que siendo López Ontiveros técnico de la Administración Civil del Estado, dejara a un lado una actividad mucho mejor remunerada para llevar a cabo los estudios de Geografia, que además le suponían un gran esfuerzo al tener que compaginar durante algún tiempo ambas actividades junto con su vida familiar. Un caso ejemplar de vocación en una época en que las universidades y en especial la de Murcia contaban con escasas infraestructuras, como se encargó de recordar Alfredo Morales. Viajes de estudio, anécdotas, necesidades como la de aprender alemán, épocas de penuria económica, congresos, premios, responsabilidades académicas, su manera de calificar... Toda una intensa vida fue desgranada por quienes lo recordaron en sus intervenciones. Pero sobre todo sus facetas de persona trabajadora, honesta y entusiasta de su labor, de hombre religioso y de científico sólido fueron el leit motiv de una sesión emotiva en la que también quedó patente su vertiente humanística y su convicción de que sin Humanidades no hay Cultura.