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Martes, 03 de Noviembre de 2009 13:24

Investigadores de la Universidad de Córdoba constatan la viabilidad de una planta de biodiésel en China a partir de aceite de fritura.

G.C. - C.M.
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La lucha contra el calentamiento global provocado por los gases invernadero ha desencadenado la búsqueda de combustibles alternativos para los automóviles, la segunda causa del crecimiento de la concentración atmosférica de gases como el CO2. Con el objetivo de disminuir las emisiones de vehículos, científicos de la Universidad de Córdoba han colaborado en el diseño de un plan de viabilidad para levantar una planta de biodiésel en el país que más contamina actualmente, China, a partir de aceite de fritura usado por la población de una misma ciudad, y que más tarde se utilizaría para alimentar el motor de sus vehículos, planteando, así, un modelo más ecológico y de autoabastecimiento.

El grupo BIOSAHE, del Departamento de Química, Física y Termodinámica Aplicada de la UCO, integrado por investigadores de las universidades de Córdoba y Jaén, inició hace varios años un proyecto financiado por la Unión Europea dentro del Programa Euro-Asia-Pro-Eco, junto a científicos de Malasia, China, Italia y Austria, para estudiar un plan de viabilidad con el fin de levantar una planta de producción de biodiésel (obtenido a partir de aceites vegetales y animales) en Tianjin, una de las ciudades más pobladas del país asiático, con más de 10 millones de habitantes.

Este grupo de expertos se trasladó a Tianjin para desarrollar su investigación, donde estudiaron las propiedades del aceite que se usa para cocinar en esta ciudad de la costa del nordeste chino, y comprobaron si era factible su conversión en biodiésel. "Analizamos aceite frito de cocinas chinas, ya que en cada lugar se utilizan distintos aceites o grasas para cocinar, con propiedades distintas como la acidez, que puede ser tan alta que impida su transformación en biodiésel" -cuenta Mª Pilar Dorado, una de las principales investigadoras de este proyecto. "En China lo normal es usar aceite de cacahuete o soja, e incluso mezclas, por lo que no sabíamos qué resultados podíamos obtener". Asimismo, analizaron cómo mejorar las cualidades de ese biocombustible y realizaron ensayos en motores para comprobar las emisiones contaminantes y las prestaciones del motor con una nueva fuente de energía.

Los resultados han ido en la línea de los que se han visto en otros países europeos o incluso en Estados Unidos al ensayar el mismo proceso con biocombustibles a partir de aceite vegetal, comenta Dorado: "La potencia cae un poco, en torno al 10%, y el consumo de combustible aumenta alrededor de un 20%". Sin embargo, y muy importante, las emisiones contaminantes también se reducen: "no se emiten óxidos de azufre, ya que el biodiésel carece de este compuesto", detalla esta especialista en máquinas y motores térmicos. Aunque no con tanta rotundidad, las emisiones de monóxido de carbono (CO2) se reducen muchísimo, sobre todo, comparadas con los derivados del petróleo. En concreto, Dorado señala que la disminución de la emisión de este gas depende del régimen de giro del motor y "puede caer entre un 60% y un 20%", siendo lo más destacable que se cierra el ciclo del dióxido de carbono ya que lo que emite el vehículo es lo que fijan las plantas para hacer la fotosíntesis.

Compromiso mundial

Las propiedades del biodiésel como impulsor de motores se conocen desde finales del XIX, pero es desde hace unos años cuando se ha comenzado a estudiar para sustituir al gasoil. Los gobiernos que más contaminan comienzan a fomentar medidas para disminuir las emisiones a la atmósfera, siempre que no afecte a su economía. China se ha convertido en el principal contaminador mundial desde que en 2008 superó a Estados Unidos, según el informe 2050, Energía y Emisiones de CO2 en China, elaborado por expertos de las principales agencias de desarrollo del gigante asiático. La solución definitiva se verá en la cumbre de Copenhague de diciembre, en la que se negociará un protocolo para sustituir al de Kioto en el 2