Elegido por los libreros como mejor libro del año 2013, traducido a más de once idiomas, con dos reimpresiones nada más salir, parece que hay unanimidad entre público y crítica a la hora de alabar las virtudes de esta novela de poco más de 200 páginas. Su autor, primerizo, es Jesús Carrasco , de 40 años, nacido en Olivenza (Badajoz) pero residente en Sevilla.
Si uno escribe su primera novela y lo comparan con Delibes y Corman McCarthy (vaya mezcla ¿no?), ya puede darse con un canto en los dientes. Clásica y moderna a la vez tiene un regusto a algo ya leído pero que hace tiempo que no se lee. Si a eso unimos que transcurre en un ambiente rural, más que rural diría yo, en el campo puro y duro, y que los protagonistas no son más de cuatro o cinco (el niño, el cabrero, el alguacil, los ayudantes y el padre del niño), ¿a qué se debe ese éxito? Puede ser por tratarse de una novela muy bien escrita desde el principio al final, con un ritmo in crescendo que por momentos se parece a un “thriller” (si esta denominación puede aplicarse a un relato que transcurre no se sabe dónde ni cuándo pero que nos recuerda a los campos áridos de una España entre los años 40 y 60): agobiante, asfixiante (cómo se agradece una sombra, un trago de agua aunque sea sucia), incluso claustrofóbica a pesar de su apropiadísimo título y de que los protagonistas viven y duermen al raso un día sí y otro también. Hay malos y hay buenos, todos ellos parcos en palabras pero no en gestos, que nos transmiten unos valores y una forma de vivir desconocidas para la mayoría pero que reconocemos como inmortales. Ni más ni menos que la lucha por la vida.
Con la máxima de menos es más (“quitar, quitar, quitar y dejar interpretar a los demás”), Intemperie se puede leer como un clásico, como una novela de aventuras extremas, como una road movie o como una novela de aprendizaje. Según Jesús Carrasco, la verdadera protagonista de esta historia es la dignidad, y podemos añadir, la dignidad en la necesidad, en la lucha por la supervivencia, en la violencia brutal, que es cuando más difícil se hace ser digno. El niño, inmerso en este ambiente, tiene que elegir a cuál de los modelos posibles imitar en un futuro.
“Intemperie” te sobrecoge, te agobia, te emociona, y te hace sentir que todavía es posible leer un buen libro, con un dominio perfecto del lenguaje y con temas milenarios.
Os dejamos los dos primeros capítulos en los que se presenta a los tres protagonistas: el niño, el cabrero (así, sin nombres) y el paisaje. Si te animas a leerla, la tenemos en la Biblioteca.
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