'La mirada de los peces', de Sergio del Molino

5 años 2 meses antes - 5 años 1 mes antes #72 por club-lectura
Que uno de tus mejores amigos te anuncie, a tí y a los cuatro vientos, su suicidio programado , aunque sea una persona enferma con poca calidad de vida (había sufrido dos infartos y dos ictus e iba en silla de ruedas), y que tú no consigas convencerlo de lo contrario no es plato de buen gusto para nadie. Si encima fue tu profesor de Filosofía en Bachillerato, un poco tu mentor y el que te llevó por el buen camino del amor al estudio, a las letras y al pensamiento crítico que luego han hecho de ti un periodista y un escritor reconocido, pues qué menos que intentar justificarlo y justificarte. Esto es en teoría de lo que trata La mirada de los peces (Penguin Random House, 2017), del escritor y periodista zaragozano Sergio del Molino (1974). Pero digamos que el libro se le ha ido de las manos y abarca más de lo que parece. La mirada de los peces es, sí, un libro sobre la muerte, sobre el derecho a una muerte digna y sobre la figura de un profesor decisivo en la vida del autor que luego se convirtió en otra cosa que quizá le gustase menos a Sergio y al que él prefiere seguir viendo como el profesor que fue. Pero además, es un libro sobre la adolescencia (¿novela generacional?), sobre el instituto, el barrio y cómo intentar salir de él (en este caso el de San José, en Zaragoza, un protagonista más de la novela), sobre los años decisivos de formación y el intentar ser igual que los demás pero a la vez sentirse diferente (“me dejaron bien claro que yo no pertenecía a ese mundo. Por suerte. El Forano cagao tenía otros planes y otras querencias”). También sobre la escritura y cómo nos reflejamos en ella, o no (“me ha pasado con todos sus libros, que me parecen escritos por otro, quizá por eso no tuvieron el menor eco y acabaron entregados a la caridad de un librero”); sobre cómo una persona puede ser vista de varias maneras según quien la mire (Antonio Aramayona “el santo” vs. “el profesor”, “busco mi propio santo eremita, mi Zaratustra, no el santo guevarista de puño en alto y grito de Pasionaria. Busco lo que dejó en mí, y sé que esos sedimentos no tienen nada que ver con sus últimas palabras…”); sobre el inevitable primer amor y la complicidad que se llega a tener a esa edad con los amores/amigos (“Andrea no me quería de la forma tristanisoldiana en que yo ansiaba ser amado, pero me quería mucho, y mi propia literatura me impidió gozar de aquel amor”) o sobre la sensación irrepetible de ir por primera vez a un concierto con catorce o quince años (el rock duro es otro gran protagonista y funciona como banda sonora a lo largo del libro). Es decir, experiencias que todos hemos vivido de una manera o de otra, seamos de la generación que seamos, y contadas con un sentido del humor que es otra de las características más atractivas de Sergio del Molino, y que, según él, es la herencia más directa y preciada que le dejó su antiguo profesor (“sin duda me quedo con lo que no mostró públicamente, un tipo con ironía y sentido del humor que me enseñó a reír y a no tomar en serio las cosas”).
Encuadrada en la denominada “autoficción” ( aunque su propio autor lo pone en duda ), La mirada de los peces es una expiación de culpa por el abandono del amigo/profesor y un ajuste de cuentas de Sergio del Molino tanto con el pasado como consigo mismo. Ya nos demostró en La hora violeta que esto es lo suyo. Su hijo Pablo murió de leucemia con dos años y Sergio nos cuenta todo el proceso de la enfermedad, con sus picos de esperanza y desesperación. Y aunque lo leemos sabiendo de antemano el final, no por eso el libro deja de ser algo luminoso, como un regalo póstumo a alguien que no lo podrá leer, y, a la vez, un presente lleno de pasado para su otro hijo, y de paso para todos los lectores (“dedicado a mi hijo Daniel, con el deseo y la esperanza de que su hermano no se convierta en un fantasma ni en un cuento de terror”).
Para los que estáis registrados os dejamos las primeras páginas del libro. Si os apetece leerlo entero, está en la Biblioteca, así como su exitoso ensayo La España vacía , en el que, también en primera persona, nos habla sobre la migración tremenda que en muy pocos años dejó vacíos pueblos y campos para multiplicar la población de las grandes ciudades, y como es habitual en Sergio del Molino, de muchas cosas más.

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