Según ha podido comprobar en estudios desarrollados en el laboratorio y concretamente en un modelo de ratón transgénico, las células somatotropas (las de la hormona del crecimiento) funcionan además como sensores naturales, detectando e informando al organismo de si existe un exceso de nutrientes para evitar una acumulación de grasas y una alteración de la glucosa, condiciones previas y determinantes en la obesidad y en la diabetes derivada de la misma.
Para llegar este resultado, que podría tener interesantes aplicaciones terapéuticas, el equipo de investigación del Departamento de Biología Celular de la UCO ha experimentado con la eliminación de genes concretos en dichas células y ha podido comprobar que la disminución en los niveles de la hormona del crecimiento que ocurre de manera natural en el organismo cuando se inicia el envejecimiento –esa hormona alcanza su mayor presencia durante la pubertad para iniciar después su decrecimiento- podría ser la fórmula hallada por nuestro cuerpo para evitar la aparición de otros problemas como la diabetes. Cuando ese descenso es excesivo, sin embargo, se producen las alteraciones y aparecen enfermedades como la obesidad, provocada por la acumulación de grasas, un defecto del metabolismo y la pérdida de masa muscular, y la diabetes.
Raúl Luque, doctor en Biología por la Universidad de Córdoba y miembro del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica, ha trabajado en la Universidad de Illinois de Chicago. Desde su regreso como investigador del programa Ramón y Cajal en 2008 ha dirigido varias tesis doctorales y dirigido un proyecto del Plan Nacional de Investigación sobre la hormona del crecimiento y los estados metabólicos extremos, como son la obesidad y la anorexia.