Dice Jose Javier Amorós en el catálogo que sirve de presentación a la nueva exposición de Valle Rivilla en la Sala Carmen del Campo que la vida más difícil de vivir es la vida diaria, la verdadera. Por eso es la más difícil de pintar. Y que para entender sus cuadros hay que aniñar un poco la mirada crítica y dejarse llevar por el entusiasmo del anonimato. El que de emana de esta nueva entrega de sus colas y grupos de seres anónimos que ella denomina "muñecos" que pude contemplarse hasta el 31 de marzo.
En total son 29 cuadros y dos esculturas bajo el título " Casa de muñecos" en los que Valle sigue mostrándonos a la gente, a la buena gente en hilera esperando su vez, la gente bulliciosa de las bodas, de las playas, de los parques, gente apacible que mira pasar su vida desde un escalón, no necesariamente el más bajo. Gente sin más identidad que ser gente, siguiendo las palabras de Amorós. Una exposición con la que la autora retoma el hilo de la celebrada en 2008 bajo el título " Paisajes Humanos" tras dos colectivas en 2009 en Córdoba y en Segovia y otra individual, con Maider López, en La Granja de San Ildefonso, amén de otros trabajos relacionados con su actividad cotidiana dentro del área de doctorado del Servicio de Investigación de la Universidad de Córdoba.